La Junta de Gobierno Local en su sesión celebrada el lunes 15, ha decidido
iniciar el expediente de contratación para otorgar la concesión de la explotación del Euskalgune. En
términos coloquiales esto quiere decir que, tras diez meses de estar cerrado,
se inician los trámites para reabrir el bar Ortze. La noticia es muy positiva y
la recibimos con alegría, aunque creemos que el pueblo necesita conocer un poco
más de las “tripas” de este asunto y de este retraso en la reapertura.
Tal como dice la noticia publicada en la web municipal, el bar Ortze
llevaba funcionando cuatro años, de manera muy satisfactoria. Al final del año 2011
finalizaba el contrato de arrendamiento y el arrendatario declinó ejercer el
derecho a la prórroga prevista. Por una falta de comunicación entre el
arrendatario y el equipo de gobierno nos quedamos sin contrato y sin persona
que explotara el Ortze y nos vimos obligados a tener que cerrarlo.
Tras unas dilaciones de algunos meses, el equipo de
gobierno se decidió a proceder a la reapertura del bar y entonces “descubrimos”
que no teníamos licencia de actividad, ni licencia de apertura. El Ortze, bar
de propiedad municipal, había estado funcionando cuatro años de manera
“clandestina”.
Al iniciar los trámites para otorgar estas licencias,
“descubrimos” que las instalaciones del bar no cumplían las normas de
accesibilidad para personas discapacitadas, lo que exige unas pequeñas obras
que tal como dice la comentada noticia, “están pendiente de ejecución”. Todavía
faltan meses antes de que se pueda reabrir el Ortze, ya que los trámites
burocráticos exigen unos plazos mínimos ineludibles.
Como decíamos al principio saludamos de manera
positiva la noticia, pero también queremos pedir que aprendamos de la lección
para no repetir errores y retrasos inexplicables como los que han ocurrido en
este caso.