Estamos acostumbrados a que los políticos se
desdigan de sus promesas, no digan la verdad, traten de engañar…, todo sea para
salvar la cara, y el lenguaje y las palabras las van cambiando y adaptando
según esté en el gobierno o en la oposición. También aquí, en Muskiz, pasa lo
mismo.
Empecé a acudir como “oyente” a las
comisiones en septiembre de 2010 – entonces eran públicas – y muchas veces sentí
vergüenza ajena tras comprobar cómo trataban algunos concejales del equipo de
gobierno a los concejales del PNV, entonces en la oposición: desplantes,
chulería, negación de cualquier tipo de información, promesas de que sí pero
que luego eran que no, juegos del trágala… En algunos momentos llegué a sentir
cierta compasión de la tarea estéril de la oposición.
Llegó junio del 2011, cambiaron las tornas,
quienes estaban en la oposición pasaron a estar en el gobierno y para mayor
bochorno algunos que antes estaban en el machito siguieron en el machito. Ingenuo
de mí llegué a pensar que el PNV tras su travesía del desierto podría haber aprendido
y hacerse más tolerante con la oposición, ¡gran chasco!
El PNV nos aplica a la oposición la misma
medicina que le dieron a él, rodillo, desplantes, chulería, negación de cualquier tipo
de información, promesas de que sí pero que luego son que no, juegos del
trágala… ¿Cómo es posible que tú te comportes de la misma forma que antes
sufrías y denunciabas? ¿Qué es, espíritu de revancha? Si así fuera, lo que de
momento me niego a admitir, sería una muestra de bajeza intolerable.
Estos comportamientos perversos manifiestan
a las claras que el primer objetivo de toda formación que llega al poder es su
propio partido y que los intereses del pueblo vienen después.
Javi García.- Concejal