Todos los partidos políticos, sin excepción, juegan de manera descarada con los puestos de trabajo que ofrecen las empresas de sus municipios y con las personas que aspiran a un empleo. Esto es especialmente notable con los partidos que detentan el poder. En nuestro caso, léase EAJ-PNV y PSE, que han convertido al batzoki y a la casa del pueblo en oficinas de colocación: “Vente por aquí; te afilias, tú, tu padre, tu madre, tu hermano, tu hermana,..toda la familia…y ya veremos qué podemos hacer”; “Igual no podemos en la casa, pero te meteremos en una contrata”. A que suena a conocido.
Este comportamiento con las personas necesitadas de trabajo nos parece una indignidad y una inmoralidad, ante la que no queremos callar. El derecho al trabajo es un derecho fundamental de la persona, independiente de su credo, ideología, sexo, raza, religión, y nos parece una obscenidad que se obligue a las personas a “vender” su identidad para que puedan tener acceso a un trabajo digno. Estos comportamientos parecen más propios de la época del esclavismo, pero para algunos todo vale con tal de tener más afiliados y comprar votos.
En Muskiz, disponemos de un organismo municipal, Forlan, encargado de realizar la intermediación entre trabajadores que demandan empleo y las empresas. Todas las ofertas de trabajo tienen que canalizarse a través de este organismo, lo mismo que todas las demandas de empleo. Y los criterios de adjudicación tienen que basarse exclusivamente en las capacidades y competencias personales y profesionales de cada uno. Frente al enchufismo, reivindicamos el mérito de cada persona.