Ante esta situación
calamitosa de alerta máxima ciudadana, causada por la corrupción de los
políticos, los ciudadanos necesitan y demandan de manera masiva lo que solo las
agrupaciones
independientes les podemos dar.
Una real participación.
Los ciudadanos quieren participar en todo el proceso de elaboración y de toma de decisiones; no quieren una participación de pacotilla, que se reduce a la emisión de un
voto cada cuatro años.
La
interlocución con la ciudadanía debe ser parte de la rutina del trabajo de
cualquier alcalde o alcaldesa. En el ámbito local, donde el derecho a la
participación se ejerce directamente, donde se lleva a cabo lo que denominamos “política
de portal”, la presencia de las demandas y opiniones ciudadanas respecto a la
gestión municipal es algo permanente, aunque lo sea de manera informal, cada
vez que los vecinos y vecinas buscan hacer oír su voz en distintos espacios. El
local es, sin duda, el nivel óptimo para probar el proceso de revitalización
democrática al que, inevitablemente, nos dirigimos. Para impulsar el paso del
gobierno local a la gobernanza local. Concebimos la participación ciudadana
como la esencia para la calidad democrática de nuestras sociedades.
La participación ciudadana es un derecho de la ciudadanía que se
debe respetar, a la vez que se construyen los cauces que permitan su desarrollo
e implantación. Es un
derecho propio y exigible de los ciudadanos y ciudadanas, anterior y prevalente
al Ayuntamiento, y que nuestra obligación es propiciar los cauces para que
pueda ser ejercido de la manera más amplia posible. Este derecho a la participación ciudadana está relacionado con
el derecho a la información, el derecho de reunión y de asociación.
El derecho a la información y la transparencia de todo lo que ocurra en su ayuntamiento. Nada, excepto en los
casos así contemplados en la ley, puede ser hurtado a la información a los
ciudadanos. Nuestros ayuntamientos, nuestros parlamentos, las salas de toma de
decisiones tienen que ser de cristal límpido y transparente, expuestas permanentemente
al escrutinio de los ciudadanos, ya que ellos son los sujetos de poder. Los
administradores somos los servidores de los administrados. Sin información y
transparencia no puede haber una real participación.