miércoles, 23 de enero de 2013

MOVIMIENTO INDEPENDIENTE POR LA DEMOCRACIA

Ante esta situación calamitosa de alerta máxima ciudadana, causada por la corrupción de los políticos, los ciudadanos necesitan y demandan de manera masiva lo que solo las agrupaciones independientes les podemos dar.
 
Una real participación. Los ciudadanos quieren participar en todo el proceso de elaboración y de toma de decisiones; no quieren una participación de pacotilla, que se reduce a la emisión de un voto cada cuatro años.
 
La interlocución con la ciudadanía debe ser parte de la rutina del trabajo de cualquier alcalde o alcaldesa. En el ámbito local, donde el derecho a la participación se ejerce directamente, donde se lleva a cabo lo que denominamos “política de portal”, la presencia de las demandas y opiniones ciudadanas respecto a la gestión municipal es algo permanente, aunque lo sea de manera informal, cada vez que los vecinos y vecinas buscan hacer oír su voz en distintos espacios. El local es, sin duda, el nivel óptimo para probar el proceso de revitalización democrática al que, inevitablemente, nos dirigimos. Para impulsar el paso del gobierno local a la gobernanza local. Concebimos la participación ciudadana como la esencia para la calidad democrática de nuestras sociedades.
 
La participación ciudadana es un derecho de la ciudadanía que se debe respetar, a la vez que se construyen los cauces que permitan su desarrollo e implantación. Es un derecho propio y exigible de los ciudadanos y ciudadanas, anterior y prevalente al Ayuntamiento, y que nuestra obligación es propiciar los cauces para que pueda ser ejercido de la manera más amplia posible. Este derecho a la participación ciudadana está relacionado con el derecho a la información, el derecho de reunión y de asociación.
 
El derecho a la información y la transparencia de todo lo que ocurra en su ayuntamiento. Nada, excepto en los casos así contemplados en la ley, puede ser hurtado a la información a los ciudadanos. Nuestros ayuntamientos, nuestros parlamentos, las salas de toma de decisiones tienen que ser de cristal límpido y transparente, expuestas permanentemente al escrutinio de los ciudadanos, ya que ellos son los sujetos de poder. Los administradores somos los servidores de los administrados. Sin información y transparencia no puede haber una real participación.